“Un sueño que se hará realidad”
Querido Colegio:
Vistes tus mejores galas y nos recibes con las puertas abiertas en esta
mañana de septiembre, donde los colores del otoño bañan el aire y el viento
arrebata con dulzura las hojas secas de los árboles, haciendo una bonita
alfombra sobre el patio.
El sonido de mis pies al pisar las hojas secas me gusta, es suave y me ayuda
a pensar lo maravilloso que sería que todos juntos anduviésemos sobre las
ellas haciendo sonar una melodía, que nos hiciera sonreír y cogernos de la
mano, compartiendo nuestros juegos.
Hoy hemos colocado un gran árbol en la entrada. Tiene pocas hojas porque
ahora están adornando el suelo pero cada mañana, al entrar dejaremos una
sonrisa, una caricia, un secreto, una ilusión, un beso y un poquito de
alegría. También dejaremos que los pajarillos de nuestra mente se posen en
sus ramas y vayan preparando sus nidos.
Querido Colegio,
¡Llegará el frio!
En nuestro pueblo no nieva pero nosotros, con el poder de la imaginación,
pondremos copos de nieve sobre sus ramas.
Cada copo será el compromiso de ayudar, estudiar, compartir, regalar,
pronunciar buenas palabras, saludar, respetar, trabajar....
¡Qué felicidad voy a sentir cuando al salir para casa compruebe que los
copitos de nieve que colgué sobre tus ramas al entrar, no se han deshecho!
¡Un día genial!
Querido Colegio,
¡Llegará la primavera!
El árbol de la entrada estará repleto. El calor de nuestro corazón ha ido
caldeando sus ramas y han empezado a brotar.
La primavera todo lo inunda de alegría a nuestro alrededor y los primeros
frutos se dejan ver. Pronto podré saborear el cariño, la paz, el saludo, el
beso y el abrazo y acariciar con mis manos las hojas verdes que los acunan
mientras me hacen un guiño.
Querido Colegio,
¡Llegará el verano!
Nuestra tierra es calurosa y el sol le da un resplandor tan especial que nos
hace entornar los ojos y soñar.
El árbol se cuajará de fruta madura y sabrosa que entre todos recogeremos.
Querido Colegio,
¡Llegarán las vacaciones!
El árbol de la entrada que marca el paso de las estaciones y el ritmo de mi
corazón, hará que cada jornada no sea solo lecciones aprendidas en un
libro, sino pequeñas conquistas para hacer de ti, querido colegio, un gran
espacio de paz.
Jerónima Caparrós Soler