CORRÍA EL AÑO
1400 cuando un terremoto destruyó un gran lienzo de la muralla de
Vera, ocasionando grandes desperfectos en el castillo y la mezquita,
causando numerosas víctimas. Aunque se repara con apremio, queda en
evidencia la vulnerabilidad de sus escasas defensas, y resulta un mal
augurio para lo que les vendría más adelante. Vera es cabeza de
comarca y tendrá que soportar el empuje cristiano a modo de razzias
y ataques sorpresa casi permanentemente durante más de un siglo.
La Batalla de los
Alporchones
En 1407 Vera tenía
como Alcaide a Malique Alabez (Malik Alabey), bravo y valeroso
caballero.
Uno de sus
capitanes de confianza había sido testigo de la derrota que les
infligieran los cristianos un año antes, y abrigaba la posibilidad
de vengarse. Malique solicitó licencia del rey de Granada para
saquear tierras murcianas. Se unieron 200 caballeros y 2000 infantes
de muchos lugares de Granada. Los cristianos, enterados, reunieron
con mucha prisa otro veterano ejército para la defensa. Los
musulmanes saquearon con dureza a muchas aldeas y alquerías,
cautivando mucha gente y cobrando gran botín en el campo de
Cartagena. En el camino de vuelta, hicieron prisionero a un caballero
llamado Quiñonero. Éste, después, en lo recio de la batalla, logró
zafarse de sus ligaduras y se batió como un jabato. El ejército
sarraceno, n un acto de soberbia pasó muy cerca de la ciudad de
Lorca. Lo que no sabían es que los estaban esperando. Alonso
Fajardo, con sus huestes lorquinas y apoyados por lo de Murcia,
Caravaca y Moratalla, les salieron al paso en los llanos de los
Alporchones, junto a la rambla de Biznaga. Los cristianos acometieron
con tanto empuje que cruzaron la rambla sin dilatación. Fajardo y
Alabez se buscaban en la batalla hasta que se encontraron y se
batieron como leones hasta que el reino cristiano salió victorioso y
Malique fue hecho prisionero. Los principales caudillos moros
salieron en espantada. Apenas se salvaron 300, pues fueron
perseguidos hasta la Fuente de Pulpí.
Ginés Rodríguez Castro